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Las 24 Horas de Le Mans, la prueba más desafiante en el mundo del automovilismo tanto para constructores como pilotos. Crea un ambiente donde se exige la optimización del rendimiento sin sacrificar la eficiencia y, sobre todo, mantener el auto en condiciones adecuadas. Es una carrera de aguante, no de velocidad explosiva todo el tiempo. Durante la carrera en la categoría más rapida, la LMP1, los prototipos en la punta intercambiaron varias veces el liderazgo. Fueron Porsche Team y Toyota Gazoo Racing. Por su parte Audi, conocido por su gran desempeño en esta competición desde su debut en el año 2000, no hizo una carrera tan estelar este fin de semana, y se quedó con las miras en los faros traseros de los demás competidores. Toyota había estado 30 años buscando el triunfo en este reto, y todo parecía indicar que en breve estaría en sus manos, con sólo 5 minutos restantes de la carrera. Y ¿por qué no creerlo? Tenía una ventaja de 50 segundos sobre el Porsche que ocupaba el 2do lugar. Sin esfuerzo podría mantenerlo detrás en la última vuelta. Lamentablemente, no tuvo toda la potencia a su disposición. El piloto del Toyota, Kazuki Nakajima, entonces anunció en la penúltima vuelta que su auto con el número #5 no tenía más empuje, y le era imposible acelerar. No podía hacer nada al respecto. Solamente pudo mantener la velocidad momentáneamente, hasta llegar a un alto total delante de la línea de meta. Los directivos del equipo Porsche le comunicaron a su piloto que el Toyota había perdido potencia y, así, en cuestión de segundos, se colocó delante de éste, eventualmente ganando la carrera sin ninguna oposición. Increíblemente, el Toyota #5, quien había liderado gran parte de la carrera y logrado la segunda mayor cantidad de vueltas en primer lugar, ni siquiera clasificó como finalista en la carrera. Todo por la descalificación producto de no terminar la última vuelta dentro del límite de los 6 minutos. De tal manera se fue del primer lugar, al segundo, hasta la descalificación. Suena como un caso de insultar a alguien que lesionaste previamente. Al menos el auto coequipero Toyota #6 se llevó el segundo lugar.El Audi #8 logró el escalón más bajo del podio de los tres primeros lugares, después de una carrera poco espectacular pero sin tantos percances.Aún no se sabe qué fue lo que causó la pérdida de poder en el auto #5, pero se rumora que fue a causa de la falla de uno de los turbos, que descalibró el resto de la potencia y ocasionó la tragedia que vimos el domingo.
Ford revive la leyenda
Sí, la historia sobre la caída de Toyota nos tiene un poco abrumados a todos, pero Ford logró obtener la victoria en la categoría GT LM GTE Pro, con nada menos que el legendario Ford GT. Estamos hablando de un auto que tiene una herencia de racing como ningún otro. Era un sueño platónico que este auto ganara en el evento más importante de su disciplina y lo logró. Esperemos que siga con una racha de victorias como la que obtuvo en los sesentas, ya que, desde 1966 hasta 1969 ganó ininterrumpidamente, gracias a los Ford GT40. El Ford GT otra vez pasa a la historia, ahora con su renovado modelo Eco Boost. El equipo Ford Chip Ganassi de los Estados Unidos, junto con su GT número 68 y con Joey Hand, Dirk Müller y Sebastien Bourdais al volante, lograron dejar atrás a los Ferrari 488. Como en los viejos tiempos, Ford nos ha demostrado que el poder del músculo americano aún prevalece y domina en el territorio francés. Además a los otros 3 GT no les fue tan mal. Uno quedó en tercero, otro en cuarto y uno tuvo problemas mecánicos. Ferrari va a tener que ponerse las pilas si quiere ser rival del “american muscle”. De nuevo, Ford ha demostrado que no sólo puede crear autos rápidos y bonitos, también produce campeones. ¡Felicidades Ford!
Por: Rodrigo Castañón y Renato Vega