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Mayo 22, 2019

Niki Lauda, o la persistencia de un sueño

Royal Bruen

Una vida entregada a su más grande pasión. Tres títulos Mundiales de F1. Grandes rivalidades y muchos dicen que su mayor virtud era la sangre fría. No se equivocan. Un profesional en todos los sentidos. Todos coinciden en que pocas, pocas personas tienen el honor de ser reconocidas como leyendas deportivas. Es el caso del piloto austriaco de F1 Niki Lauda, quien falleció la noche del 20 de mayo de 2019, a la edad de setenta años en Suiza a causa de problemas renales.  

Esos son algunos de los calificativos que se han recordado a través de las redes sociales, en las que personalidades del mundo del deporte motor han rendido homenaje al antiguo piloto de Ferrari y McLaren, además de que actualmente ejercía de presidente no ejecutivo de Mercedes.  

Con una trayectoria que abarca más de tres décadas en el mundo del automovilismo, el legado de Niki no se puede medir en campeonatos o carreras ganadas, sería injusto. La cantidad de pilotos que encontraron en él un modelo a seguir es numerosa, sus consejos y asesorías se pueden traducir en títulos mundiales… su ausencia nos recordará el peso de su holgada trayectoria.

Niki Lauda nació el 22 de febrero de 1949 en Viena (Austria), en el seno de una familia propietaria de fábricas de papel, y a los 19 años decidió que no seguiría el camino de su familia. Fue entonces que entró en el mundo de la competición, para participar en la Fórmula V y en la Fórmula 3.

En 1971, Niki Lauda debutó en la Fórmula 1 de la mano de la escudería March, en el Gran Premio de Austria, aunque no pudo finalizar la carrera debido a problemas con su monoplaza. Su suerte cambió en 1974, tras fichar por Ferrari. Ese año obtuvo su primera victoria en el Gran Premio de España, en el Circuito del Jarama.

Lauda fue tres veces campeón mundial de la F1 (en las temporadas 1975, 1977 y 1984), y pudieron haber sido cuatro, de no haber sido por uno de los accidentes más recordados en la historia de esta categoría. Fue durante el Gran Premio de Alemania de 1976, en la arrancada, que el entonces piloto de Ferrari perdió el control y se estrelló contra la barda. Esto generó que su auto quedara envuelto en llamas, en una tragedia que le dejó quemaduras de primer grado en el rostro y manos, además de huesos rotos e intoxicación por gas.

Ese día se unieron dos factores letales: inexperiencia en la organización y una pista en condiciones adversas. El “infierno verde” de Nürburgring era un reto que nadie quería posponer, razón por la que se decidió competir a pesar de que el mismo Lauda recomendó no hacerlo.  

 

Niki Lauda no debió correr en Nürburgring

 

El austriaco apoyaba las ideas sobre la seguridad de los circuitos que abanderó el británico Jackie Stewart, tricampeón de la Fórmula 1 (1969, 1971 y 1973) que acuñó el nombre de El Infierno Verde para el peligroso trazado de Nürburgring.

Una semana antes, Niki Lauda quiso boicotear la carrera. Reunió al resto de pilotos de F1 para hacer conciencia del problema: el Circuito de Nürburgring no disponía de unos mínimos medios que les garantizaran la seguridad. No había comisarios, bomberos ni camiones de extinción de incendios suficientes para cubrir aquella peligrosa pista. Se temió lo peor.

Niki quedó con quemaduras de tercer grado en manos y cara, estuvo en coma e incluso, le dieron los santos óleos en el hospital. El suyo, es quizás, el accidente más famoso de la historia del Máximo Circuito simplemente, porque vivió para contarlo…¡y volvió a correr!

“Fue terrible cuando lo vi, no quería hacerlo, estaba aterrorizada, fue muy fuerte, estaba completamente desfigurado. No puedo olvidarlo”, dijo su entonces esposa Marlene Lauda, en una entrevista a la televisión italiana, días después del percance.

Pese a quedar marcado de por vida en el rostro por las quemaduras, Lauda volvió seis semanas después al GP de Italia, pero al final no pudo ser campeón en 1976, cediendo el trono a su gran rival, James Hunt, porque en el cierre de campaña en Japón, la carrera se tornó muy peligrosa por la lluvia. Niki no quiso tentar al destino y tras reconocer que tenía miedo prefirió retirarse de la carrera sin sumar puntos.

Sobre las marcas de su cara y manos, Niki Lauda dijo en 2017: “Los médicos pusieron injertos de mi pierna para ponerla en mi cabeza, todo mundo se me queda viendo; para esa gente tonta es que uso la gorra siempre, para protegerme, porque su único interés es ver qué hay debajo de la gorra…”, declaró a ESPN.

Su historia inspiró varios documentales, libros y la película Rush, protagonizada por Daniel Brühl y Chris Hemsworth, bajo la dirección de Ron Howard, en la que se muestra el accidente y la rivalidad que tuvo con Hunt.

Otra obra que también trata sobre la rivalidad entre Lauda y Hunt es el libro The Playboy and the Rat, que además de incluir la lucha por el campeonato de 1976 va más allá y habla de los caminos que cada uno tomó después de esa mítica campaña.

La de Niki Lauda es una historia de persistencia, motivación y valentía; por ello es que el mundo deportivo lamentó la partida de una figura que renació para volverse eterno e inmortal.

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