Imagínate que al fin llegó ese día, ¡te compraste tu primer super auto! Además es un McLaren 650s, una impresionante máquina inglesa que le proporciona al conductor 641 caballos de fuerza, y un tiempo de 0 a 100 kilómetros por hora de sólo 3 segundos. Piensas, “¡Excelente!, no puedo esperar para que las calles me escuchan rugir!”, y procedes a sacar a pasear tu nuevo McLaren, y lo destruyes… a los 10 minutos. Afortunadamente para nosotros es una situación imaginaria, pero no tanto para el conductor londinense que, lamentablemente, vivió esta pesadilla. Supongo que muchos piensan que un súper auto moderno lo puede conducir cualquiera, que el control de tracción y otras asombrosas características de seguridad te salvarán el pellejo, o más bien, no dejarán que te suicides al volante. Desafortunadamente no es así. Cualquier auto puede perder el control, desde el Honda de tu abuela, hasta el más tecnológico Tesla. No existe vehículo alguno que cuente con un sistema de control de emoción del piloto.
Existe un momento y un lugar para todo
No es de locos pensar que si tienes los 5.5 millones de pesos para el McLaren, posiblemente te alcance para llevar tu vehículo a la pista, donde puedes aprender a conducirlo a tope, de una manera legal y más segura. En esta ocasión los únicos seres vivos que salieron lastimados fueron el conductor, y el árbol contra el que se estampó. Cuando uno pierde el control de un auto que potencialmente puede ser un arma letal, el piloto no tiene control. No importa qué tan buen conductor seas, en cuanto un vehículo pierde la fricción con el pavimento, dios te bendiga y a los que te rodean.¡Qué lástima que este hombre haya tenido que aprender la lección con un costoso McLaren! En serio, no es algo extraño perder el control de un auto. Muchos motoristas, sobre todo los que nos creemos pilotos de carreras, llegamos a cometer alguna que otra irresponsabilidad al volante. No obstante, las cosas cambian cuando tienes a tu disposición 640 caballos de fuerza… Como dice el tío Ben (sí, el de Spider-Man), “Con gran poder vienen grandes responsabilidades”, por supuesto que también aplica a los poderosos McLarens.
Por: Renato Vega