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Una vez cada cierto tiempo llega a nosotros un juego de carreras –aclaro, juego, no simulador– sin que nadie lo espere y eso emociona. Esta semana tuve la grata experiencia de vivirlo con el juego de carreras Table Top Racing, el cual nos propone una mezcla de velocidad con los juguetes que de pequeños tuvieron todos los amantes de los motores: hacer una pista de carreras para nuestros cochecitos. La maniobrabilidad te permite correr en cualquier lugar, desde el cuarto de juegos de tu casa, tu restaurante de sushi en banda favorito, hasta un muelle de Francia lleno de botellas de champaña y panes duros, los cuales son ejemplos de los obstáculos que debes evitar. Otra opción es que decidas chocar contra ellos. Entonces debes asegurarte de mandarlos en la dirección correcta para sacar de la pista a alguno de tus rivales. También cuentas con “power ups” que sirven para asistirte en la aceleración o dispararlos contra tus rivales, tales como una descarga eléctrica contra todos los que estén cerca de ti o un rayo que convierte en hielo a todos los rivales que se pongan en su camino.