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Ni el Delorean DMC-12 de Back to the Future ni el Spinner de Blade Runner atajaron lo inevitable: un futuro autónomo. Es raro, pero parece que se debe a los miedos oscuros que acechan en cada esquina de nuestro subconsciente, con sus fantasmas y espíritus necrófagos, vampiros y poltergeists. Pero se trata de un miedo que no encaja perfectamente cuando es algo que nos encontramos todos los días: una máquina. Inevitablemente se piensa en SkyNet de Terminator, pero bien apuntan que el miedo a la máquina, a la inteligencia artificial, nace del miedo que el ser humano se tiene a sí mismo.
Nada extraño, la cultura pop nos han bombardeado con temibles historias acerca de las máquinas que usurpan a sus amos y por lo mismo sagas como Star Wars y Star Trek, que exhiben tecnologías inauditas, siempre hacen un mal diagnóstico del futuro: pensar que el ser humano necesitaría manejar, pilotar o estar en la cabina cualquier armatoste. No obstante, la realidad no es chabacana (o no tanto) y supera a la ficción, lo que comprueba el serial Roborace, que presentó oficialmente su primer coche de carreras eléctrico sin conductor: el Robocar. El lanzamiento se hizo en vivo en el Mobile World Congress de Barcelona, España.
Cyber-Romance
El CEO de Roborace, Denis Sverdlov, junto con Daniel Simon, Jefe de Diseño de Roborace, presentó el coche futurista durante el discurso inicial sobre la evolución de los vehículos autónomos. El objetivo de Roborace es ser una plataforma para que los mejores ingenieros del mundo desarrollen el software que cambie las carreteras del mundo.
Compartir el Robocar con el mundo fue un gran momento para Roborace. Los ejecutivos de la marca mencionaron que fue muy importante para ellos que existiera una conexión emocional con los autos sin conductor, que acercara a los seres humanos y robots para definir el futuro.
Diseño futurista
El coche, diseñado por Daniel Simon, quien ha creado vehículos para éxitos de ciencia ficción como Tron Legacy y Oblivion, pesa 975kg y mide 4,8m de largo y 2m de ancho.
Tiene 4 motores de 300kW cada uno, batería de 540kW, fue construido predominantemente de fibra de carbono y es capaz de alcanzar velocidades de 320kph.
El auto utiliza una serie de tecnologías para 'conducirse' a sí mismo, incluyendo 5 lidars (sensores que miden la distancia a un objetivo mediante la iluminación con una luz láser), 2 radares, 18 sensores de ultrasonidos, 2 sensores de velocidad óptica, 6 cámaras AI y posicionamiento GNSS (acrónimo en inglés de sistema global de navegación por satélite). Es impulsado por el cerebro Nvidia Drive PX2, capaz de hasta 24 trillones de operaciones de IA por segundo, para ser programado por ingenieros de software de los equipos que utilizan algoritmos complejos. El cerebro realiza un aprendizaje profundo para tener una conciencia situacional de 360 grados alrededor del coche, que determina con precisión dónde está el coche y calcula una trayectoria segura y eficiente.
"Roborace abre una nueva dimensión en el automovilismo tal como lo conocemos, y resuelve el imparable ascenso de la inteligencia artificial", dijo Simon.
Roborace además proporciona una plataforma abierta de IA para que las compañías desarrollen su propio software sin conductor y empujen sus límites en un ambiente extremo y seguro. El serial se ha diseñado para ser una competencia de inteligencia, por lo que todos los equipos utilizarán el mismo Robocar. La consistencia del hardware implica que todos los esfuerzos se concentrarán en el desarrollo del software.
El futuro, hoy
El coche de carreras sin conductor está aquí, aunque parece que faltan un par de años para las carreras completas de Robocars.
Sin embargo, Denis Sverdlov tiene una visión clara del futuro del automóvil: "Realmente creo que para el 2025 vamos a ver una enorme cantidad de coches sin conductor con plena autonomía. Con la tecnología disponible, eso es absolutamente posible”.