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Mayo 22, 2019

El sueño denominado Mónaco

Salvador Cano

Estamos en mayo y es momento de disfrutar de Mónaco y sus emociones; de ese piloto que salte del resto para demostrar su valor; de aquel que aproveche la dificultad del trazado para hacer algo temerario, algo que sea recordado por décadas y que mantenga al Principado como la joya de la corona de la F1… vaya desafío.

Como manda la tradición, el espectáculo de la Fórmula 1 aterriza en Mónaco a finales de mayo. En el circuito urbano del Principado se disputará la edición 2019 del Gran Premio de Mónaco este fin de semana, una prueba tan icónica y especial que a menudo es relacionada directamente con la F1. Una prueba donde las fiestas a bordo de yates y el lujo no dejan de acompañar la actividad en pista, donde los monoplazas rugen por las estrechas calles del centro del Principado, donde el resto del año se pueden ver atascados los Aston Martin, Rolls Royce, Ferrari, Bentley o Maserati de los residentes de este minúsculo país.   

Del trazado poco puede comentarse que no se sepa a estas alturas. Se conservan los 3,337 metros de la última actualización del circuito urbano, con sus 19 curvas. El circuito se revira con una baja velocidad media, aunque con un tiempo llamativamente bajo por vuelta, donde adelantar parece una misión imposible y hasta cierto punto kamikaze, factores que no solo no han obstaculizado la fama de este trazado urbano, sino que han ayudado a que se incremente.

Además de interesante, este trazado suele ser muy peculiar, por ejemplo, los entrenamientos libres se realizan el jueves, en lugar del viernes. El motivo se remonta a una festividad religiosa. En el pasado, el Gran Premio de Mónaco coincidía con la festividad denominada como Día de la Ascensión, que se celebra 40 días después del Domingo de Resurrección. Es cierto que actualmente no suele coincidir con la fecha de la festividad, pero la tradición, como en cualquier lugar del planeta, manda. Por esta razón los viernes es imposible admirar el rugir de los bólidos de la F1 por las avenidas de Monte Carlo.

Cabe mencionar que esta tradición apoya los intereses económicos y comerciales del microestado localizado en la Riviera Francesa, ya que obliga a los aficionados a adelantar un día su arribo.

También fue donde por primera vez, en 1933, el orden de la parrilla de salida se estableció por los tiempos de la clasificación. Hasta entonces se hacían por sorteo.  

Subidas, bajadas, curvas cerradas y unas vistas espectaculares marcan el camino para quienes no estamos presionados por la velocidad. El Gran Premio de Mónaco no es sólo el glamour de las calles de Montecarlo. No, es el legado que han dejado alguno de los pilotos más audaces e intrépidos que han existido. Es el mítico Ayrton Senna, el piloto más laureado en este circuito, quien ganó seis de las diez carreras que corrió en Montecarlo. Senna se llevó todas las carreras entre 1989 y 1993, y también sumó la del 87. De hecho, bien podrían ser ocho los triunfos, ya que en el 88 se estrelló cuando iba líder con mucha ventaja.  

 

 

No podemos dejar a un lado a Graham Hill, único que ha obtenido la Triple Corona, un trofeo inexistente físicamente que obtiene el piloto que logra ganar el GP de Mónaco, las 24 horas de Le Mans y las 500 millas de Indianápolis. Por estas y otras características del GP de Mónaco F1 es que, sin duda, es la carrera más singular en la especialidad del Campeonato del Mundo de la F1.

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