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Enero 10, 2020
La historia del joven que fue tocado por la varita del glamour de la F1RacingFan Team
Hablemos del chico de Inglaterra que llegó a la cima de uno de los deportes más millonarios del mundo, aquel que tiene el toque de calidad que deja a sus rivales boquiabiertos, carreras espectaculares y una velocidad natural increíble. Aquel que no creció como la mayoría de los pilotos. Nos referimos a Lewis Hamilton, quien no tuvo una infancia llena de lujos pero eso hoy es una prueba más de su valor.
Pero la varita del glamour de la F1 lo tocó y ahora su vida pública, expuesta en redes sociales continuamente, lo colocan como una celebridad del siglo XXI que sabe cómo llegar a los fans, que sabe cómo codearse con grandes estrellas como Rihanna o Neymar y que es capaz de concentrarse 100% una vez que se sube al monoplaza. Su estrella llega más allá de los límites de los circuitos de medio mundo y él es leyenda viva de la F1.
Hablamos de Lewis Hamilton, nacido en Stevenage, a 50 km al norte de Londres, un 7 de enero de 1985, no fue hasta los ocho años cuando el británico tuvo los mandos de un kart de segunda mano que requirió los ingresos familiares de todo un mes. Es importante mencionar primero que sus pasos iniciales fueron en las competencias de radiocontrol, disciplina en la que consiguió el subcampeonato de la British Radio Car Association en 1992 a pesar de competir contra adultos. Gracias a ello, Anthony, su padre le compró un kart en Navidad y, con siete años, ambos hicieron un pacto: Anthony lo apoyaría al 100% su carrera deportiva si Lewis cumplía con los estudios.
Para 1993 estaba inscrito en la clase Cadete del karting británico, allí tuvo la oportunidad de correr por vez primera con un casco amarillo, parecido al de Ayrton Senna, y el número 44, mismo que utiliza hoy en día. Para conseguirlo, su padre llegó a tener tres empleos a la vez con los que a duras penas afrontaba los altos costos del automovilismo. A pesar de ello, Anthony acompañaba a su hijo en todas las carreras. Lo que ha seguido a continuación es historia pura.
En 1995, Lewis se acercó a Ron Dennis, entonces jefe de la escudería McLaren, en la celebración de los Autosport Awards y le dijo que quería correr para McLaren algún día. Poco menos de tres años más tarde, Hamilton firmó un contrato de apoyo con McLaren y también con Mercedes, que en ese momento era socio motorista del equipo con sede en Woking. Sin embargo, asociarse con McLaren no significaba que las oportunidades para ascender estarían seguras, al contrario, McLaren no lo patrocinó ni mucho menos funcionó para colocarlo en las distintas categorías. Hamilton solo recibió asesoría y entrenamiento; los recursos y demás acuerdos con los equipos corrieron por su cuenta.
Con Ayrton Senna como su ejemplo a seguir, el inglés llegó a la Fórmula 1 en 2007 con 22 años edad, precedido de unas destacadas credenciales y en cada fecha dejó constancia de su talento. Desde su debut en Australia logró una sensación, en su inicio en la F1 al clasificar en la cuarta posición, a 266 milésimas de distancia de su compañero de equipo Fernando Alonso. Ese GP terminó con un más que correcto tercer lugar, llevándolo a su primer podio. Semanas después confirmó que no fue casualidad su exhibición en Australia al encadenar cuatro segundos lugares: Malasia, Bahréin, Barcelona y Mónaco. En 2008 conseguiría su primer campeonato, pero no de forma más sencilla, sino todo lo contrario.
Ese año disputó el título con el brasileño Felipe Massa y se decidió en la última carrera. Brasil, casa de Massa, sería el escenario para disputar el campeonato. Con todos los pronósticos en contra, con la presión de una apasionada afición y con un invitado, el cual no era bien recibido: la lluvia, Massa llegó a ser virtual campeón al cruzar la línea de meta, pero Hamilton pudo adelantar a Timo Glock en la última curva aprovechando sus neumáticos de lluvia y detonó uno de los momentos más impresionantes de la historia de la Fórmula 1. Fue así como el británico celebró su primer título ante un incrédulo Felipe Massa y toda la afición brasileña. En 2013 llegaría a la escudería alemana Mercedes y un año después lograría su segundo campeonato. Su primer año en el equipo coincidió con el último de los motores V8 en la Fórmula 1.
El parteaguas de Mercedes
En la escudería alemana, Hamilton tendría de compañero y/o enemigo a Nico Rosberg, con quien compitió en numerosas ocasiones tanto en el karting como en otras categorías inferiores.
En 2015 logró su tercer campeonato, pero en 2016 no pudo retener la corona, en buena medida porque inició la temporada con cinco fracasos consecutivos, situación que aprovechó Nico Rosberg para imponerse en las cuatro primeras fechas y sacar ventaja en la clasificación. Las siguientes coronas del piloto británico son bien conocidas, parecía que no existía rival para Hamilton, alguno que amenazara esta hegemonía luego de que se hizo de los campeonatos de 2017, 2018 y 2019.
Las comparaciones entre campeones ciertamente resultan delicadas, ya que todos los grandes mitos se enfrentaron a diferentes desafíos en sus respectivas épocas. Pero anotarse un sexto campeonato mundial en la máxima categoría del automovilismo consolida el estatus de Lewis Hamilton como el piloto británico de carreras más exitoso de todos los tiempos y, sin duda, lo coloca entre los cinco mejores talentos de la F1 de la historia. ¿Pero podemos considerarlo el mejor de todos?
Los expertos en la materia suelen citar a Juan Manuel Fangio, Stirling Moss, Jackie Stewart y Jim Clark como los grandes mitos de la categoría, gracias a que los cuatro demostraron con creces una increíble perseverancia y la astucia del verdadero corredor. A los mencionados debemos agregar, indiscutiblemente, a Ayrton Senna (1960-1994) y Michael Schumacher. Senna cuenta con hazañas como su victoria debut en Portugal en 1985, o cómo en el año 1986 en el GP de Jerez de la Frontera en España, Senna y Nigel Mansell protagonizaron el final más apretado de la historia de la F1. El brasileño superó al inglés por 0,014 segundos, tampoco podemos olvidar su carisma de estrella de cine, el cual ayudó de gran forma a su popularidad. En pocas palabras: Senna es intocable.
No obstante, el récord de Schumacher sigue siendo el que Hamilton busca superar. Lewis ha ganado 83 Grandes Premios hasta el momento, pero Schumacher tiene 91, con 7 títulos mundiales frente a los 6 de Lewis.
Hamilton sabe que le debe mucho a Mercedes. Por su parte la escudería alemana sabe que le debe mucho a Hamilton. Eso no quiere decir que el hombre esté exento de debilidades. De lo que no cabe duda es de que su leyenda se hará más grande este 2020 ya que, por derecho propio, se encuentra entre los grandes pilotos de F1.
Su reto más importante ahora será, primero, igualar a Schumacher en campeonatos, pero en lo personal considero que es importante mantener el ritmo mostrado hasta ahora, pues no solo deberá igualar dicha marca, sino superarla y para eso, además de sus excelentes habilidades mostradas, necesitará un poco de suerte, pues en la parrilla de la F1 se encuentran jóvenes con mucha hambre de pasar a la historia del deporte, que no tardarán en ser la pesadilla de Hamilton, como Max Verstappen y, en menor medida, Charles Leclerc.