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No fue para escaparse de los tests

Por: Björk Olsson “Despreciable Volkswagen, engañando los exámenes de emisiones para ahorrar dinero”… Eso es lo que casi todos creen, comentan y saben sobre uno de los escándalos más grandes de la industria automotriz. Y sí, honestamente fue una acrobacia bastante atrevida de los directivos de Volkswagen –aunque, ahora resulta que esto sucede con muchas más marcas… ehem… Mitsubishi–. Pero, lo interesante es que el dispositivo creado para engañar a los exámenes tiene un secreto aún más oscuro.

Reducir los niveles de sonido

Como dicen por ahí, “Volkswagen mató dos pájaros de un tiro”. El dispositivo desarrollado por Audi (parte del grupo VW), fue originalmente diseñado para reducir los niveles de sonido de los motores diesel. Resulta que este dispositivo también cumplía con la curiosa función de almacenar los gases malos por cierto tiempo, algo que aparte de engañar los exámenes, a la larga estropeaba al motor por acumular químicos dañinos. Por supuesto que Volkswagen sabía de todo esto, y aunque les funcionó por un rato, como dice Isaac Newton: “Toda acción tiene una reacción”. En este caso la reacción fue un escándalo que al grupo automotriz alemán le ha costado muchísimo más de lo que le hubiera costado la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para evitar el exceso de emisiones. Por esa razón, la Corte Suprema del Estado de Nueva York, acusa al grupo y a los ejecutivos de VW por haber estado mucho más al tanto del engaño de lo que se había creído en un comienzo.

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